San Martín Tilcajete, Oaxaca

Las máquinas rara vez se equivocan y cuando lo hacen suele ser porque se les dió una orden equivocada. Ya habíamos verificado que no hubiera error, pero lo volvemos a hacer después de que el navegador nos envía por un camino de terracería que no parece llevar a ningún lado: Ir a: “San Martín Tilcajete, Ocotlán, Oaxaca”. Clic. Iniciar viaje. Clic. Al parecer, la ruta es correcta, una nube de polvo sepia y unos perros chimuelos que ladran al coche nos dan la bienvenida al mágico pueblo de los alebrijes. Bueno, lo de “pueblo mágico” es un decir, pues evidentemente no está registrado como tal y mucho menos cuenta con el presupuesto de uno.

Nos estacionamos en la plaza central: una plancha de cemento con canastas de básquetbol. Caminamos las calles y nada, las tienditas ni siquiera cuentan con patrocinios de Coca-cola o Corona, sólo perros, moscas y polvo. Necios, volvemos a dudar de Google Maps, pero unas niñas nos confirman que no hay error: “¡Hola! ¿Quieren ver nuestros alebrijes?”. Las seguimos a cualquier casa prototípica del polvoso municipio, y detrás de una sábana deslavada que hacía de puerta, se nos reveló lo que veníamos buscando. En una de esas se necesitaba de un pueblo sepia, con actividades sepia y presupuesto sepia para estimular la necesidad de color, extravagancia y fantasía de los habitantes de San Martín Tilcajete.

– Carlota